24 de marzo de 2014


Y es la muerte presidiendo mi duro gesto,
mi tiempo disperso en el escombro de las horas,
deshabitadas, las horas yacen muy pálidas,
como manos desnudas de caricias,
como grises tardes envenenadas de silencio...


Isabel Roselló

10 de marzo de 2014

"a esta hora de mi duelo para alguien sale el sol"

don Miguel de Unamuno también conoció la tristeza de que os vengo hablando...


AL NIÑO ENFERMO.

Duerme, flor de mi vida,
duerme tranquilo,
que es del dolor el sueño
tu único asilo.

Duerme, mi pobre niño
goza sin duelo
lo que te da la Muerte
como consuelo.

Como consuelo y prenda
de su cariño,
de que te quiere mucho,
mi pobre niño.

Pronto vendrá con ansia
de recogerse
la que te quiere tanto, 
la dulce Muerte.

Dormirás en sus brazos
el sueño eterno
y para ti, mi niño,
no habrá ya invierno.

No habrá invierno ni nieve,
mi flor tronchada;
te cantará en silencio
dulce tonada.

¡Oh qué sonrisa triste
tu boca riza !
¿Que es lo que en sueños dices
a tu nodriza?

A tu nodriza eterna
siempre piadosa,
la Tierra en que en paz santa
todo reposa.

Cuando el Sol se levante,
mi pobre estrella,
derretida en el alba
te irás con ella.

Morirás con la aurora,
flor de la muerte;
te rechaza la vida
¡qué hermosa suerte!

El sueño que no acaba
duerme tranquilo
que es del dolor la muerte
tu único asilo.


EN LA MUERTE DE UN HIJO

Abrázame, mi bien, se nos ha muerto
el fruto del amor;
abrázame, el deseo está a cubierto
en surco de dolor.

Sobre la huesa de ese bien perdido,
que se fué a todo ir,
la cuna rodará del bien nacido,
del que está por venir.

Trueca en cantar los ayes de tu llanto, 
la muerte dormirá;
rima en endecha tu tenaz quebranto,
la vida tornará.

Lava el sudario y dale sahumerio,
pañal de sacrificio,
pasará de un misterio a otro misterio,
llenando santo oficio.

Que no sean lamentos del pasado,
del porvenir conjuro,
bricen, más bien, su sueño sosegado
hosanas al futuro.

Cuando al ponerse el sol te enlute el cielo
con sangriento arrebol,
piensa, mi bien: "a esta hora de mi duelo
para alguien sale el sol".

Y cuando vierta sobre ti su río
de luz y de calor,
piensa que habrá dejado oscuro y frío
algún rincón de amor.

Es la rueda: día, noche; estío, invierno;
la rueda: vida, muerte...
Sin cesar así rueda, en curso eterno,
¡tragedia de la suerte!

Esperando el final de la partida
damos pasto al anhelo,
con cantos a la muerte henchir la vida,
tal es nuestro consuelo.