Hoy un poema de la buena amiga Sagrario Núñez dedicado a Federico García Lorca, mejor dicho a la MADRE de Federico y su lucha para conseguir el cuerpo de su hijo...
- Gracias Sagrario por tu Amistad y tu buen hacer que siempre estas dispuesta a compartir y regalar. Eres... ...
PUDO SER QUE ASÍ FUERA.
La
luna pincel de plata, pinta en las sábanas blancas
la trágica
noche negra, la trágica noche amarga.
La
luna dibuja lirios, crisantemos morados
rojas
clavelinas, genista y mandrágora.
Tijeritas
de plata podan en las ramas verdes,
verdes
corazones, verde albahaca,
trenchas
de olivo, trigo verde.
¡Dejad
los tallos verdes sobre las sábanas!
Gime
la matriz del tallo; ¡dejadme llorar a mi hijo,
dejadme
a llorar a solas, ya que morir no puedo!
Con
agujas de templado acero cosan deprisa su mortaja
en
ella envolvedlo y traedlo a mis brazos, ¡a su casa!
Que lo
meza y lo acune, que lo lave y santigüe,
que sus caracolillos peine, que le cante una
nana,
que
de mi casa no salga..., p`a nadie, ¡p`a nadie!
¡Han
desvivido a mí hijo traedlo junto a su madre!
Recogedlo,
que está sólo en un hirsuto barranco
sobre
la tierra desnuda. Levantadlo con cuidado
es
etéreo; en extremo delicado..! y miedoso,
friolero
y soñador ¡naranja entera!
Para
él ya no es agosto y ya nunca será de día.
Es
de noche, y tendrá frío. ¡Con las uñas y los dientes
con
la soledad nocturna con los cuchillos de luna
con
el miedo y el frío, abriré para ti una fosa.
Y en
ella, ¡hijo mío! plantaré junto a tu corazón
un limonero, un granado y un rosal amarillo.
Juro,
que tus huesos no serán de nadie, de nadie...
¡De
nadie!
Llevo
el dolor a cuestas y el llanto amargo
¡corazón
mío, alma mía, de haberte perdido!
Llenad
la bolsa con el pago de vuestro dueño
por
la ignominia de vuestro horrendo crimen.
mercenarios
de la envidia, matarifes de la Libertad
¡compro
el cuerpo de mi hijo!
No
importa, ¡no! si un mundo me cuesta
¡es mi
hijo! y mi hijo lo vale.
Pónganle
precio a mi vida al aire que respiro.
¡A
mi sangre! a los huertos, a los olivos, a los caballos...
¡Y
llenen, llenen su alforjas de monedas!
Judas
Escariotes, ¡asesinos!
Apunta
la madrugada están mudos los perros,
en
silencio las espuelas un caballo y su jinete
por
la angosta senda cargan un haz de sábana blanca,
sudario
del corazón roto de un poeta desvivido.
En
los ribazos sangran las amapolas del martirio
en
el aire se encadenan y mueren mudos los sollozos
dedos
temblorosos detienen el azabache en los rosarios.
En
el azarbe cercano se escucha llorar al agua.
¡Mi
hijo, alma mía! ayer vida, risa y canto
hoy alimento de la hierba ya es espuma blanca.
Viaja
sin miedo a la noche por los claros correntales,
hacia
las altas barandas.
Sagrario
Núñez.