Marcos, es sábado y nos hemos despertado llorando. Inútilmente buscamos tus ruidos al llegar a casa después de una noche de fiestuky, pero ha sido en balde. Cada día que pasa "nos dueles diferente" todo son metástasis de un dolor insalvable, injustificado, inconcebible, inhumano... pero es una de las huellas que en tu camino nos has dejado.
Aparecen nuevos padres, hermanados por la misma desgracia. Me regalaron un libro, hace meses, que estuvo aparcado en las columnas, que como sabes, me gusta preparar para los libros pendientes de la primera "ojeada". Se presentó Dª. PILAR AROCA, poeta. Al abrir el libro me encontré......
Penetra en mí, dolor.
Penetra en mí, dolor, penetra desgarrando
que no quiero vivir sin hospedarte,
que no quiero tener células vivas
habiendo muerto parte de mi cuerpo.
Desgarra mi costado y bebe hondo
la vida que me queda y que no quiero.
Escúchame, responde a mi llamada,
que has marchado sin matarme toda.
.
La lágrima
Me brotaba del alma a la garganta,
tan sincera, que nunca
quise ocultarla en un pañuelo.
Y rodando, rodando, esa lágrima mía,
cayó sobre la tierra fría y honda.
Cayó sobre la tierra, y olvidada
durmió el invierno, levantando en Mayo
la flor ardiente de una pena muerta.
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