yo te lo estaré diciendo,
habrá un solo corazón
de tu voz y con mi aliento.
Tú me lo dirás también,
yo te soñaré despierto...
Tú me lo dirás también
yo te seguiré diciendo:
Cuídame, por Dios, el alma,
que no me la robe el viento.
Tú me lo dirás también,
yo te lo estaré diciendo:
Habrá un solo corazón
hecho de voz, llanto y cielo.
Feliciano Blázquez Carmona.
Villarejo del Valle
Hágase.
Y fué el silencio bendición
fecundante de las cosas,
y de pronto, un aliento,
un temblor incipiente
como un lirio que nace.
Todo el polvo arcilloso
de aquel día
se juntaba crujiente
y presuroso
para dar de sí mismo
la existencia a otro ser.
Como un dios muy pequeño
el hombre fue naciendo.
Como ángel de luz
en carne tibia
el hombre fue naciendo.
Como tallo radiante
y divinísimo
el hombre fue naciendo.
Y en un instante el pan,
un río para amar, el cielo
y la esperanza.
Feliciano Blázquez Carmona.
Villarejo del Valle
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