La pérdida de un hijo derrumba la casa mejor construida.
Mina los cimientos más asentados.
Desestabiliza la mente mejor amueblada.
Te
hace perder el rumbo, y aún no sé si algún día llegas a controlar el barco de
tu vida.
Flor Zapata
-diario póstumo y poético para nuestro hijo-
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