al leer los mensajes de estas dos nuevas amigas recordé esta vieja canción, cuantas emociones, cuantas vibraciones se pueden sentir al recibir unos segundos de sentimiento de unas personas, que como es el caso, ni las conozco en persona, pero han sabido transmitir mucho mas que muchas gentes con las que uno se -cruza- a diario. Gracias feas.
Marina:
Hoy me he sorprendido pensando en ti... en tu risa y tus comentarios... el viernes se me encogio el alma otra vez cuando vi entrar a tus amigos.. y me volvi a sorprender buscandote entre el gentío... con una sonrisa y una copa... cada vez que miro mi muñeca y veo el cordon rojo que llevo por ti sonrío sin querer.... te echo de menos... mucho mucho
Ana:
Hola, Félix: tú no me conoces; yo a tí sólo por fotos. Por dos veces, por vías diferentes y casuales, me he topado con el blog de vuestro hijo. Detenerme en él, es aprender del amor que desprendéis. Soy Ana, una persona libro de Sevilla, que me atrevo a escribirte, porque os siento cerca; cerca en ese dolor que cargáis, pues yo también soy madre, y tengo una hija adolescente. Cerca, porque algo me impulsó un día, cuando llegué a este blog, a marcarlo como favorito, y cerca, porque, tú no lo sabes, pero, la muerte de vuestro hijo, me tocó de cerca. El día de su entierro, yo estaba hablando con Antonio, nuestro amigo Antonio Rodríguez, y me decía que volvía del cementerio, por eso, cada vez que entro tímidamente en este blog, sin permiso de nadie, derramo muchas lágrimas por demasiadas cosas, por las lecturas, porque me duele vuestro dolor mucho. Sólo os deseo mucha fuerza para seguir adelante, y ofreceros todo mi apoyo y mi amistad, pues, aunque no nos conozcamos personalmente, contad conmigo siempre. Un abrazo sincero.
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