16 de abril de 2009
acerca del vivir.
hace años, y cuando digo años digo veintitantos por lo menos, amontonados en una acera sin un portal cercano, encontré varios libros, seis o siete, recuerdo uno sobre numerología, otro del poder de la mente, los sueños, pero especialmente me acompañó y guardo con especial cariño y apetencia “Poemas y canciones” del amigo Bertolt Brech, hoy no traemos a Brech, ni a los garabatos y subrayados versos de ese poemario. El libro en cuestión, con dedicatoria y todo arrancada, contenía y contiene anexa a modo de adendum un folio, pegado con celofan, ahora amarillento, que mecanografiado porta este verso de Nazim Hikmet (poeta turco 1902-1963)
ACERCA DEL VIVIR
El vivir no admite bromas.
has de vivir con toda seriedad,
como una ardilla, por ejemplo;
es decir, sin esperar nada fuera y más allá del vivir;
es decir, toda tu tarea se resume en una palabra. VIVIR.
Has de tomar en serio el vivir.
Es decir, hasta tal punto y de tal manera
que aun teniendo los brazos atados a la espalda,
y la espalda pegada al paredón,
o bien llevando grandes gafas
y luciendo bata blanca en un laboratorio,
has de saber morir por los hombres.
Y además por hombres que quizás nunca viste,
y además sin que nadie te obligue a hacerlo,
y además sabiendo que la cosa más real y bella es VIVIR.
Es decir:
has de tomar tan en serio el vivir
que a los setenta años, por ejemplo,
si fuera necesario plantarías olivos
sin pensar que algún día serían para tus hijos;
deber hacerlo, amigo, debes hacerlo,
no porque, aunque la temas, no creas en la muerte
sino porque VIVIR es tu tarea.
Sucede, por ejemplo,
que estamos muy enfermos;
que hemos de soportar una difícil operación;
que cabe la posibilidad
de que no volvamos a levantarnos de la blanca mesa.
Aunque sea imposible no sentir
la tristeza de partir antes de tiempo,
seguiremos riendo con el último chiste,
mirando por la ventana para ver
si el tiempo sigue lluvioso,
esperando con impaciencia
las últimas noticias de prensa.
…
Hemos de seguir viviendo con los de fuera,
con los hombres, los animales, los conflictos y los vientos,
es decir, con todo el mundo exterior que se halla
tras el muro de nuestros sufrimientos;
es decir: estemos donde estemos
hemos de vivir
como si nunca hubiésemos de morir.
Se enfriará este mundo,
una estrella entre las estrellas;
por otra parte una de las más pequeñas del universo,
es decir, una gota brillante en el terciopelo azul,
es decir, este inmenso mundo nuestro.
Se enfriará este mundo un día,
algún día se deslizará
en la ciega tiniebla del infinito
-no como una bola de nieve,
no como una nube muerta-,
como una nuez vacía.
Desde ahora mismo se ha de sufrir por todo esto,
ha de sentirse su tristeza desde ahora,
tanto ha de amarse el mundo en todo instante,
que se la ha de amar tan conscientemente
que se pueda decir: “ HE VIVIDO ”
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