12 de diciembre de 2017


Hace semanas marchó tu/nuestra querida ABUELA Kuqui
(Amparo Monge Escribano - (10-mayo-1924 / 18-noviembre-2017) al re.encuentro del Tiempo y la Materia, ojalá sigáis tan felices como aquellas mañanas en las que te cuidaba y posteriormente los momentos en los que te miraba con CARIÑO y ADMIRACIÓN al tener un NIETO tan... ...




Os dedico este poema de mi buena amiga Gledy que, sin saberlo, encaja en nuestro blog, muchas gracias.





VACÍO INFINITO
No sabemos cuándo se nos acaba la vida,
no somos conscientes del hilo finito
que nos mantiene en esta primavera.

Vivimos como si fuésemos a ser eternos,
¡no gastamos los días como de niños 
un caramelo!... y somos viento pasajero.

Para mañana el beso, el abrazo, el amor
para luego el tema pendiente, el perdón
y dejamos que cada día caiga el sol.

A veces reímos, muchas lloramos
pero, ¿cuántos lo hicimos dónde, cuándo
y con la persona con la que quisimos estar?

Y se nos va agotando el tiempo a nuestro paso,
se nos va rompiendo el presente en el mañana
con el peso del ayer entre el pecho y la espada.

Y es vacío, y es infinito el adiós que no se empieza
el adiós que no se acaba...y nos vamos 
yendo de la vida sin saber si habrá mañana.

17/12/ 2017
Autor: GLEDY  LUZ MEDINA RIVERA.

29 de agosto de 2017


Diez minutos de conversación,
un abrazo, 
un largo paseo, 
simplemente con eso me conformaría...

Felicidades    MARCOS.


7 de mayo de 2017





Nacer y morir. Felicidad y dolor. 
La mayor felicidad que he experimentado es cuando nacieron mis hijos.
Y también el mayor dolor cuando perdí a Marcos.
Ser madre significa gozar,
pero también sufrir cuando no los tenemos a nuestro lado.
Ninguna madre está preparada para decirle adiós a su hijo y vivir sin él

El ciclo inverso de la vida es un peso dificil de llevar.

DIA DE LA MADRE SIN HIJO

Amparo



30 de abril de 2017


Nueve años, ya!, sin tenerte...

Este año, como entonces, se juntan días festivos de algarabía, viajes y alegría para el común de los mortales. Nosotros nos alegramos por ellos e intentamos disimular nuestro pesar.






Siempre hemos estado convencidos que ha sido un "hasta luego",
 por eso sobrevivimos.  Félix

25 de abril de 2017


NUEVE AÑOS SIN TI

Dolor especial en cada mes de Abril.
(Hoy San Marcos tu Patrón y el de Villamanrique de Tajo)

De pronto!!!!


viene la pena y te inunda. 


Se aproxima lenta y profunda hasta que nos hace suya, recordándote que está ahí 
y que nunca nos va a dejar. 
(ni queremos)

RECORDAR viene del latín, re-cordis que significa volver a pasar por el corazón.


Te queremos hijo, siempre juntos.  Amparo



5 de abril de 2017


Llegó abril y con él tu máxima cercanía, como un planeta o satélite que gira alrededor de nuestro vacuo calendario existencial desde tu partida.

De Félix Lope de Vega 
(que también sufrió la perdida de un hijo):

Mañanicas floridas
del frío invierno
recordad a mi niño
que duerme al hielo.

28 de marzo de 2017

HOY, hace setenta y cinco años falleció, le murieron a MIGUEL HERNÁNDEZ, nuestro poeta en alpargatas.


 (HIJO DE LA SOMBRA)

Eres la noche, esposa: la noche en el instante
mayor de su potencia lunar y femenina.
Eres la medianoche: la sombra culminante
donde culmina el sueño, donde el amor culmina.

Forjado por el día, mi corazón que quema
lleva su gran pisada de sol a donde quieres,
con un solar impulso, con una luz suprema,
cumbre de las mañanas y los atardeceres.

Daré sobre tu cuerpo cuando la noche arroje
su avaricioso anhelo de imán y poderío.
Un astral sentimiento febril me sobrecoge,
incendia mi osamenta con un escalofrío.

El aire de la noche desordena tus pechos,
y desordena y vuelca los cuerpos con su choque.
Como una tempestad de enloquecidos lechos,
eclipsa las parejas, las hace un solo bloque.

La noche se ha encendido como una sorda hoguera
de llamas minerales y oscuras embestidas.
Y alrededor la sombra late como si fuera
las almas de los pozos y el vino difundidas.

Ya la sombra es el nido cerrado, incandescente,
la visible ceguera puesta sobre quien ama;
ya provoca el abrazo cerrado, ciegamente,
ya recoge en sus cuevas cuanto la luz derrama.

La sombra pide, exige seres que se entrelacen,
besos que la constelen de relámpagos largos,
bocas embravecidas, batidas, que atenacen,
arrullos que hagan música de sus mudos letargos.

Pide que nos echemos tú y yo sobre la manta,
tú y yo sobre la luna, tú y yo sobre la vida.
Pide que tú y yo ardamos fundiendo en la garganta,
con todo el firmamento, la tierra estremecida.

El hijo está en la sombra que acumula luceros,
amor, tuétano, luna, claras oscuridades.
Brota de sus perezas y de sus agujeros,
y de sus solitarias y apagadas ciudades.

El hijo está en la sombra: de la sombra ha surtido,
y a su origen infunden los astros una siembra,
un zumo lácteo, un flujo de cálido latido,
que ha de obligar sus huesos al sueño y a la hembra.

Moviendo está la sombra sus fuerzas siderales,
tendiendo está la sombra su constelada umbría,
volcando las parejas y haciéndolas nupciales.
Tú eres la noche, esposa. Yo soy el mediodía.

                  II


      (HIJO DE LA LUZ)


Tú eres el alba, esposa: la principal penumbra,
recibes entornadas las horas de tu frente.
Decidido al fulgor, pero entornado, alumbra
tu cuerpo. Tus entrañas forjan el sol naciente.

Centro de claridades, la gran hora te espera
en el umbral de un fuego que el fuego mismo abrasa:
te espero yo, inclinado como el trigo a la era,
colocando en el centro de la luz nuestra casa.

La noche desprendida de los pozos oscuros,
se sumerge en los pozos donde ha echado raíces.
Y tú te abres al parto luminoso, entre muros
que se rasgan contigo como pétreas matrices.

La gran hora del parto, la más rotunda hora:
estallan los relojes sintiendo tu alarido,
se abren todas las puertas del mundo, de la aurora,
y el sol nace en tu vientre donde encontró su nido.

El hijo fue primero sombra y ropa cosida
por tu corazón hondo desde tus hondas manos.
Con sombras y con ropas anticipó su vida,
con sombras y con ropas de gérmenes humanos.

Las sombras y las ropas sin población, desiertas,
se han poblado de un niño sonoro, un movimiento,
que en nuestra casa pone de par en par las puertas,
y ocupa en ella a gritos el luminoso asiento.

¡Ay, la vida: qué hermoso penar tan moribundo!
Sombras y ropas trajo la del hijo que nombras.
Sombras y ropas llevan los hombres por el mundo.
Y todos dejan siempre sombras: ropas y sombras.

Hijo del alba eres, hijo del mediodía.
Y ha de quedar de ti luces en todo impuestas,
mientras tu madre y yo vamos a la agonía,
dormidos y despiertos con el amor a cuestas.

Hablo y el corazón me sale en el aliento.
Si no hablara lo mucho que quiero me ahogaría.
Con espliego y resinas perfumo tu aposento.
Tú eres el alba, esposa.  Yo soy el mediodía.

                  III


    (HIJO DE LA LUZ Y DE LA SOMBRA)


Tejidos en el alba, grabados, dos panales
no pueden detener la miel en los pezones.
Tus pechos en el alba: maternos manantiales,
luchan y se atropellan con blancas efusiones.

Se han desbordado, esposa, lunarmente tus venas,
hasta inundar la casa que tu sabor rezuma.
Y es como si brotaras de un pueblo de colmenas,
tú toda una colmena de leche con espuma.

Es como si tu sangre fuera dulzura toda,
laboriosas abejas filtradas por tus poros.
Oigo un clamor de leche, de inundación, de boda
junto a ti, recorrida por caudales sonoros.

Caudalosa mujer, en tu vientre me entierro.
Tu caudaloso vientre será mi sepultura.
Si quemaran mis huesos con la llama del hierro,
verían qué grabada llevo allí tu figura.

Para siempre fundidos en el hijo quedamos:
fundidos como anhelan nuestras ansias voraces:
en un ramo de tiempo, de sangre, los dos ramos,
en un haz de caricias, de pelo, los dos haces.

Los muertos, con un fuego congelado que abrasa,
laten junto a los vivos de una manera terca.
Viene a ocupar el hijo los campos y la casa
que tú y yo abandonamos quedándonos muy cerca.

Haremos de este hijo generador sustento,
y hará de nuestra carne materia decisiva:
donde sienten su alma las manos y el aliento,
las hélices circulen, la agricultura viva.

Él hará que esta vida no caiga derribada,
pedazo desprendido de nuestros dos pedazos,
que de nuestras dos bocas hará una sola espada
y dos brazos eternos de nuestros cuatro brazos.

No te quiero a ti sola: te quiero en tu ascendencia
y en cuanto de tu vientre descenderá mañana.
Porque la especie humana me han dado por herencia,
la familia del hijo será la especie humana.

Con el amor a cuestas, dormidos y despiertos,
seguiremos besándonos en el hijo profundo.
Besándonos tú y yo se besan nuestros muertos,
se besan los primeros pobladores del mundo.

Miguel Hernández.