12 de enero de 2011

memorias de un ex-presidiario


" Seguí caminando. Llegué al control. Me despedí de los funcionarios que hacía solo una horas se denominaban compañeros* mios.
Crucé la raya bajo la mirada impasible de los dos atlantes y pisé la libertad.
Miré hacia atrás.
Guardo en mi retina la imagen del edificio en aquel día frío y soleado.
No sentí una brizna de rencor. Sonreí.

Teinta y un años de mi vida quedaban atrás, algunos de ellos prendidos de aquellos muros, de aquellos alambres, de aquellos olores, de aquellos gritos enloquecidos, de aquellos desvelos absurdos y hoy, mas que nunca, sin sentido, una sinfonía de despetadores enmudecidos, y el rostro de algunos que se alegraron al constatar que aquel día fuera el último de mi vida como obrero de la Royal.

De momento había ganado porque había conseguido soportar lo insoportable y tolerar lo inevitable sin el menor daño interior.

Ahora me sentía libre, pero libre de verdad


(adaptación de texto, leido precisamente el 12-1-11 en sobrecubierta del libro Memorias de un Preso de Mario Conde, antes de recibir el cheque de la indemnización por despido improcedente. Se acopla a mucho de lo sentido en el momento de salida del edificio Corporativo.

1 comentario:

amparo dijo...

Quisera hablarte de hermosas fábulas, de pensamientos luminosos, de jornadas soñadas,
de flores, vientos, caricias,
ternuras, gracias
secretos,
pero en la boca me nacen
palabras de fuego
Como llamas silenciosas
me abrasan por dentro.
Debiera cecirte "AMOR"
"FANTASIA", "SUEÑO"
Yo solo pregunto cómo
fue posible aquello
seguiría paso a paso
la huella de tu andar.
Dentro de tu vida esconderíala vida que muero
No quiero que pienses.
Yo digo que no pienso en ello
(Como podría olvidarlo
sin haberme muerto).

Poema Desaliento (Pepe Hierro)