30 de abril de 2013

Sin dolor no surgirá Alegría verdadera.


Hay que luchar desesperadamente contra esa sombra invasora de olvido que pretende ahogar en nuestra memoria el recuerdo de los muertos amados.
Son ellos porciones del yo trascendente y es preciso, para la integridad demostrar conciencia, que sigan viviendo en nosotros.

El que muere entra simplemente dentro de nosotros. Mientras vivía era algo exterior que obraba sobre nuestros sentidos. La muerte le ha dado –le ha devuelto, mejor dicho- la identidad espiritual con nuestro Yo.  Nada, pues, nos acerca tanto a los seres como el morir.

(Amado Nervo)

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