21 de septiembre de 2008

Sacrificio (Andrei Tarkovski)



Esa es la tarea que el padre encomienda al hijo
(en nuestro caso sería al revés)

“Ven aquí, ayúdame, hijo mío. ¿Sabes? Érase una vez un hombre viejo que vivía en cierto monasterio. Su nombre era Pamve. Plantó un árbol seco en esta colina justamente como lo hicimos nosotros, y ordenó a su discípulo, un monje llamado Ioann Kolov… que regara este árbol cada día hasta que brotara la vida… Cada día por la mañana Ioann llenaba un cubo de agua y subía a la colina, regaba el árbol y, por la tarde, cuando ya había oscurecido, regresaba al monasterio.
Y así siguió haciéndolo durante tres años.
Un agradable día escaló la colina y vio que su árbol estaba completamente repleto de flores/hojas.
Marcos, ojalá puediera ser así.

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