6 de diciembre de 2008

amortensía, suavumbre, lobisidio ….. (y felicidades)


Marcos, recuerdo que, cuando eras un renacuajo jugaste con él, en su primera videoconsola, tus primeras pantallas con Sonic, (habrán pasado 17 años ¿quien sabe?). Long time ago yo le pasee en su cochecito de bebé por el parque de la Fuente del Berro. Hoy a casi 30 años de aquello celebramos su TERCERA DECADA (como la Constitución española).
FELICIDADES IVAN (amigo, compañero y ex-vecino).

Hace unos días me regaló un fragmento de “Los girasoles ciegos”, que ya fue leído por otro gran amigo. Entrañable texto que agradezco y plasmo (seleccionado y recortado)

Ahora sabemos que el capitán Alegría eligió su propia muerte a ciegas, sin mirar el rostro furibundo del futuro que aguarda a las vidas trazadas al contrario.
Eligió entremorir sin pasiones ni aspavientos, sin levantar la voz más allá del momento en que cruzó el campo de batalla, con las manos levantadas lo necesario para no parecer implorante y, ante un enemigo incrédulo, gritar una y otra vez «¡Soy un rendido!».

«Soy un rendido» Durante dos o tres noches, nos consta, el capitán Alegría estuvo definiendo este momento.
Es probable que se negara a decir «me rindo» porque esa frase respondería a algo congelado en un instante cuando la verdad es que él se había ido rindiendo poco a poco. Primero se rindió, después se entregó al enemigo. Cuando tuvo oportunidad de hablar de ello, definió su gesto como una victoria al revés.

«... Sigo vivo. El lenguaje de mis sueños es cada vez más asequible
. Hablo de amortesía cuando quiero demostrar afecto y suavumbre es la rara cualidad de los que me hablan con ternura. Colinura, desperpecho, soñaltivo, alticovar son palabras que utilizan las gentes de mis sueños para hablarme de paisajes añorados y de lugares que están más allá de las barreras. Llaman quezbel a todo lo que tañe y lobisidio al ulular del viento. Dicen fragonantía para hablar del ruido del agua en los arroyos. Me gusta hablar en ese idioma.»

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