30 de septiembre de 2010

Antonio Machado y Leonor Izquierdo

Mi mujer era una criatura angelical, segada por la muerte cruelmente.

Yo tenía adoración por ella; pero por sobre el amor está la piedad.

Yo hubiera preferido mil veces morirme a verla morir, hubiera dado mil vidas por la suya.

No creo que haya nada de extraordinario en este sentimiento mío.

Algo inmortal hay en nosotros que quisiera morir con lo que muere. Tal vez por esto viniera Dios al mundo.

Pensando en esto me consuelo algo. Tengo a veces esperanza.

Una fe negativa es también absurda. Sin embargo, el golpe fue terrible y no creo haberme repuesto.

Mientras luché a su lado contra lo irremediable me sostenía mi conciencia de sufrir mucho más que ella, pues ella, al fin, no pensó nunca en morirse y su enfermedad no era dolorosa.

En fin, hoy vive en mí más que nunca y algunas veces creo firmemente que la he de recobrar.

Paciencia y humildad".



Extracto de carta de Antonio Machado a Unamuno con motivo del fallecimiento de su joven esposa Leonor (18 años)

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