17 de enero de 2009

XIV

El amaba la vida, la poesía, el arte,
el marfil, la elegancia.
Y también el peligro, la gloria y el combate.
Y el galope constante, y la caballería.
Y bebía en silencio azúcar y naranjas.
Sabías que ya nunca volverías al lado
de las viejas columnas de los templos antiguos
de cristal de tu tierra.
Ni a ofrecer sacrificios, ni a cazar en los bosques
jabalíes y ánades.
¿Me oyes? Es inútil.
Aún duermes. Descansa.
Yo sufro más que ellos.

XVI

Y la Luna persigue en el papel tus labios
de porcelana y eres el Príncipe más Bello.
Pronto estarás a salvo.
Yo cuidaré tu cuerpo de opio melancólico
tus palabras, el cetro vanidoso, y la cobra.
Y se acerca el invierno.
¿Recuerdas el origen del mal en el palacio
feliz de los espejos?
No, no te preocupes.
Te lo he prometido.
No cederé a las lágrimas
.

No hay comentarios: