28 de julio de 2009

Adalid, Salinas, Shakespeare. Eduardo.

Gracias por tu oferta de enviarme la elegia de Marcial de Adalid. Al final conseguí comprar por internet un disco del pianista Miguel Alvarez Argudo en el que vienen gran parte de las obras para piano de Marcial de Adalid. Una delicia.
Gracias por todo y espero que continúes con tu blog.

Cuando era joven, perdí a un hermano un año mayor que yo, en un accidente de montaña. Recuerdo que por aquel entonces leí un poema de Salinas que me conmocionó y que releeo de vez en cuando.


El alma tenías
tan clara y abierta,
que yo nunca pude
entrarme en tu alma.

Busqué los atajos
angostos, los pasos
altos y difíciles...

A tu alma se iba
por caminos anchos.

Preparé alta escala
—soñaba altos muros
guardándote el alma—
pero el alma tuya
estaba sin guarda
de tapial ni cerca.

Te busqué la puerta
estrecha del alma,
pero no tenía,
de franca que era,
entradas tu alma.

¿En dónde empezaba?

¿Acababa, en dónde?

Me quedé por siempre
sentado en las vagas
lindes de tu alma.

(Pedro Salinas)

- Años después perdí a uno de mis mejores amigos. Tuve que leer un texto en su memoria y lo acabé con este hermoso fragmento del Romeo y Julieta de Shakespeare.


"Cuando él muera, tomadle y cortadle en pequeñas estrellas y embellecerá hasta tal punto el cielo, que todos se enamorarán de la noche y no prefesarán ningún culto al espantoso sol".


Un abrazo y gracias por ayudarme a descubrir a Marcial de Adalid. Eduardo.

Gracias a tí Eduardo por acercarte y compartir momentos y textos tan personales.
Que nuestras estrellas sigan iluminando este resignado vagar.

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