4 de noviembre de 2010

Bernardo Soares -Desasosiego Lisboeta-


- Mi paseo callado es una conversación continua, y todos nosotros, hombres, casas, piedras, letreros y cielo, somos una gran multitud amiga, que se codea con palabras en la gran procesión del Destino...

- El silencio que sale del ruido de la lluvia se extiende...

- Somos quienes nos somos, y la vida es veloz y triste.

¡Qué lágrimas lloraron los que obtuvieron,
qué lágrimas perdieron los que consiguieron!

... la renuncia por modo y la contemplación por destino.

- Y, así, ajenos a la solemnidad de todos los mundos, indiferentes a lo divino y despreciadores de lo humano, nos entregamos fútilmente a la sensación sin propósito, cultivada con un epicureísmo sutilizado.

- Abdicar de la vida para no abdicar de sí mismo.

- Prefiero la realidad a la verdad.

No hay comentarios: