4 de abril de 2010

Santo Semanario (1/6)

En menos de un minuto pasamos de tener, aún, esperanza en tu vivir al frío aterrador de saberte muerto.
Nos deben una disculpa, una explikcación, quien ? lo ignoro, pero no fué justo separarnos así.
Quizás necesitabamos todos, tu también, una breve agonía desde dentro de la consciencia, sin dolor, para saber que ibamos juntos a comenzar un extaño viaje de ausencias y recuerdos.
Que solos nos dejaste, nos has dejado, tu que fuiste ruidoso y alegre.
Pienso en el paulatino deterioro que tu enfermedad hubiera podido arrastrar y me conformo sabiendo que nunca sufriste, que jamás te vistes deteriorado, como tantos enfermos, arrastrándote suplicando una vida "normal" dentro del paraiso de la salud.

No hay comentarios: