y eran doce golpes de azada en tierra...
¡ mi hora ! -grite.
El silencio me respondió:
no temas...
Dormirás muchas horas todavía
sobre la orilla vieja,
y encontrarás una mañana pura
amarrada tu barca a otra ribera.
(Antonio Machado)
-diario póstumo y poético para nuestro hijo-
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