13 de julio de 2008

surcando el cielo del verano...

.....Acurrucado en el fondo de una oscuridad absoluta, sólo podía ver la nada.
Yo mismo era parte de la nada.
Con los ojos cerrados, escuché el sonido de mi corazón, el sonido de la circulación de la sangre, el sonido de las contracciones pulmonares, como un fuelle, los retortijones que las húmedas vísceras, reclamando alimento, provocaban en mi estómago.
En la oscuridad total, cada movimiento, cada oscilación, sonaba amplificada, como algo artificial.
Aquél era mi cuerpo.
Pero, envuelto en las tinieblas, era demasiado fresco, demasiado carnal.
.....Y, de nuevo, poco a poco, la conciencia fue deslizándose fuera de mi cuerpo.
(Haruki Murakami)

1 comentario:

Anónimo dijo...

Marcos Tenía un don y es que sabía dejar una huella profunda en el corazon de todas las personas que le conocían. "" Aun sigo mirando las estrellas a las 12 de la noche "".
Mucho ánimo felix.